Tengo casi 40 años y una hija de 8 años. Hace unas semanas planteé aquí si valía la pena volver a intentar un ciclo de FIV cuando de mis 10 preembriones todos salieron anormales. La propia doctora no entendía un resultado tan demoledor a mi edad; deberían haber sido sanos 2 o 3, me dijo. Y me puso delante la opción de ovodonación.

Yo ni quería escuchar porque solo pensaba en repetir a ciegas (sin esperanza) o abandonar definitivamente. Estoy hundida y desesperada porque nunca creí que mi sueño se acabara así, por unos óvulos viejos antes de tiempo. Pensaba que en el IVi me ayudarían y recuperé la ilusión, pero antes de empezar todo se ha derrumbado.

Llevo 6 años luchando por ser madre otra vez, por darle un hermano a mi hija, muchas me podéis entender, qué obsesión. Ahora veo que he perdido el tiempo, que ya es tarde para mí, y me siento muy culpable. Pero después de arrastrarme todos estos días, intentando asumir el final de mi sueño, de repente he empezado a pensar en la ovodonación como una posibilidad real. Me veo capaz y feliz con un embarazo en el que no están mis óvulos. ¿Por qué no?, pienso. Pero nunca imaginé que podría pasar algo así.

No sé si es por desesperación o porque no quiero tirar la toalla. Si abandono, algo se morirá dentro de mí. Pero tampoco sé si con esta opción estoy forzando la máquina, si solo habla la obsesión por mí, si he perdido la cabeza... Solo pienso ahora en ese 65% de éxito.

No sé con quién hablarlo por eso acudo a mujeres como vosotras, que comprendéis cada palabra que digo. Mi marido solo quiere verme feliz y dice que aceptará lo que yo quiera aunque la ovodonación no le hace mucha gracia. Se nos hace raro, lógicamente. También intuye que en cuanto me quedara embarazada amaría a ese bebé como a nuestra hija sin problema.

Así que todo depende de lo que yo decida. ¿Debo dar gracias por lo que la vida me ha dado y renunciar a ser madre otra vez? ¿Debo resignarme?

Si alguien puede comentarme su caso, sus miedos, su decisión, lo agradecería muchísimo.

Un abrazo